sábado, 11 de octubre de 2014

Algo de tí, Santiago



ALGO DE TI, SANTIAGO
Por: Gloria Guerrero

La vi por vez primera bajo la mirada ávida de mis diez años, en una visita familiar. Mis ojos, acostumbrados a las calles tranquilas de mi Bayamo natal, a la placidez  de las tardes  y a los amaneceres silenciosos, quedaron de inmediato deslumbrados ante el ir y venir, la profusión de autos, el salto del corazón y la pequeña carrera de cruzar una avenida loca… el olor de las fritangas, los dulces en  bandejas por cada esquina, el calor desafiante y la sonrisa bailadora de esta gente parlanchina, agradable, encantadora y atrayente que voceaba su mercancía deliciosa de forma jocosa aún en la peor hora del mediodía… mis amaneceres infantiles se volvieron diferentes en Santiago, me asomaba a las ventanas mientras los demás dormían y disfrutaba el avance inexorable del sol que iba tiñendo de luz pedacito a pedacito los techos amontonados, mientras sonidos y olores empezaban a llenar mi día y a meterse para siempre en mi memoria ….Me quedaba extasiada ante las historias de valor y patriotismo y aprendí desde entonces a amar su muros, su rebeldía, esa raíz que se mezclaba abiertamente con mi ciudad y mi país…. El enamoramiento fue instantáneo. Ahí comencé a querer a esa ciudad que creció durante siglos al amparo de un mar de azul profundo y de un verde recóndito e insondable. Así que volví muchas veces y sin olvidar mis raíces me fui quedando en cuerpo y alma.
Tal vez quería, y con toda razón, tener para mí algo de Santiago..¡¡ y lo tengo¡¡: A la luz de los años, guardé para mí el asombro encantador de la primera vez, palabras, gestos, actitudes …. el despertar de mi sangre ante el sonar de los tambores, la indisciplina eterna de mis pies detrás de una conga, el amor indiscutido por su gente, el dolor del corazón ante sus desgracias, la alegría que me brota ante sus victorias….
Santiago me llega hondo, íntimo, intenso, teje mis raíces que van por la vida premiadas de tanta cubanía, de tanto fervor, de tanta explosión de colores y fuegos de artificio amasados a golpe de tambores, de ron y tabaco, a golpe de sudores, de lágrimas y risas  gratificantes y gratificadas, amantes y amadas , agradecidas de tener algo de ti, Santiago.


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