lunes, 30 de diciembre de 2013

Por favor, no tire nada al agua¡¡¡¡



Por favor, no tire nada al agua¡¡¡¡
Por: Gloria Guerrero
Cada vez que llega un fin de año, los seres humanos, creo que sin excepción comenzamos a hacer nuevos planes, promesas  que en doce meses ya olvidamos, y decimos para nuestro fuero interno:¡ ahora sí, este año cumpliré lo que me he prometido¡…. Y no se por qué ahora recuerdo una canción  toda llorosa que estuvo de moda hace mucho tiempo, una de esas canciones habladas a dos voces que decía… y tú, que tiras al agua?... y otra voz contestaba….sentimientos, infortunios, iras injustificadas y así, bien larga, por cierto, casi se tiraba todo al agua y uno se quedaba apenas con la ropa que llevaba puesta…. Pues  yo, en lo particular, no pienso tirar nada al agua porque señores, a ver, piensen… con qué nos vamos a quedar aunque sea para recordar?....Guárdelo todo…. guárdelo muy bien en un rinconcito de su corazón para que cuando lleguen las 12 de la noche de este 2013 usted mire atrás un momento y pueda decir:  ¡¡¡¡viví¡¡¡¡¡¡

viernes, 27 de diciembre de 2013

Es Santiago de Cuba...no os asombréis de nada..




Es Santiago de Cuba…nos asombréis de nada¡¡¡¡
Por: Gloria Guerrero
Por estos días de fin de año, viene a mi mente  con mucha frecuencia ese verso, esa frase indeleble de uno de los más bellos textos  de nuestro conmovedor poeta Waldo Leyva, que aún sin ser santiaguero, escribió  apasionadamente de esa ciudad calurosa y deslumbrante, allá por la década del 70 del pasado siglo, cuando soñábamos desde la Universidad de Oriente con ser escritores o periodistas.
Desandábamos entonces  las calles de la ciudad respirando la incomparable  certidumbre de la libertad, nos emborrachábamos de café en la emblemática Isabelica y la curiosidad  juvenil  nos llevaba a las celebraciones reservadas de la religión Yoruba, mientras nos encantábamos con las letras de las canciones de Augusto Blanca, Silvio y Nicola…. Y así, Por siempre y para siempre, aún sin que nos diéramos cuenta, Santiago de Cuba, comenzó a ser parte de nuestra identidad.
De entonces acá ha llovido mucho, no sólo cumplimos nuestros sueños, si no que también y de alguna forma dejamos allí en un rinconcito de la bella ciudad, nuestros corazones… y volvimos una y otra vez, en las buenas y en las malas…..
Dos días después del desastre del huracán Sandy, que dejó en el puro suelo a la ciudad,  llegamos a Santiago, con los ojos hechos cristales licuados y el sentimiento transitando entre el dolor de lo irreparable y  la esperanza de una frase que pudiera o no cumplirse en circunstancias desalentadoras y mil veces adversas…
Confieso mi error preliminar: no se vale desconfiar de los santiagueros… con creces y una vez más en su historia hermosa y combativa, heroica  y única supieron comenzar de cero con un empeño y un tesón que a poco menos de un año del desastre muestra el rostro de una ciudad renovada y  luminosa donde hasta la naturaleza puso su mano para reverdecer el entorno… entonces  y por eso, he vuelto a recordar con un sentimiento  de satisfacción plena, aquel verso que hace muchos años escribió nuestro Waldo Leyva, cuando apenas éramos aprendices de escritores o periodistas, cuando nos emborrachábamos de café en la Isabelica…….” …. Es Santiago de Cuba… no os asombréis de nada”

domingo, 22 de diciembre de 2013

Un libro conmovedor




Un libro conmovedor….
Por. Gloria Guerrero Pereda
Kenichi  y Antonia: una historia de amor

“Buscar la felicidad es como agarrar la sombra o cazar el viento”
proverbio japonés que acabo de leer con deleite en el recién publicado libro “Un japonés en Santiago de Cuba”, escrito con los hilos del alma de Lidia Antonia Sánchez Fujishiro, avezada historiadora e investigadora santiaguera, y a  cuya familia me siento orgullosa de pertenecer por razones de la vida,  que dio a mi hija la fortuna  de llevar  también en su sangre, la de aquel hombre laborioso y emprendedor que fue Kenichi Fujishiro, conocido como Japón, fundador de la única familia japonesa  radicada en Santiago de Cuba.

Antonia Mustelier, para todos la abuela Ñica, mujer de finos modales, andar incansable y palabra dulce, contaba siempre con ternura su historia….la conocíamos desde siempre, desde las mañanas luminosas de Santiago, cuando el buchito de café mañanero amenizaba su verbo plagado de mariposas en la cocina de la vieja casa de calle Nueva… en las tardes de calor bajo la fronda del verde jardín interior de la casa de su hija Haruko, o en las noches refrescadas del portal, cuando nos mecíamos al compás de la historia siempre atractiva de su amor infinito por un hijo de la tierra del sol….. Era entonces la historia común de la familia que por generaciones heredó no sólo los rasgados ojos de su abuelo, sino también la insistencia y laboriosidad de un hombre incasable.

Al parecer la historia había quedado sólo en el recuerdo, hasta que esta nieta, heredera del empeño, dedicación y ahínco de Keniche, saca ahora a la luz, con verdadera maestría tanto en la investigación como en su modo de decir uno de los textos más conmovedores que he leído,

Escrita desde su propia sangre, la autora expresa en uno de sus capítulos que transcribo a continuación: “El especial amor que existió
Entre Ñica y Japón fue fuerza de unión y fascinación familiar ¿quién no quiere tener un amor así ? Su luz alumbró el centro de la familia y dejó en las sombras la curiosidad por desentrañar interrogantes lógicas y relacionadas con su azaroso viaje hacia el Caribe y su hilo conductor. Nada tuvo más importancia que la historia de amor, cuya intensidad quedó intacta, porque es la de las cosas fugaces, imposible de desgaste, pues no alcanzó el tiempo para ello.

Para quienes tengan la oportunidad de leerlo, sentirán sin dudas que aunque sea por un momento, por un instante fugaz, habrán atrapado la sombra y el viento.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Yoani Sánchez o el cristal con que se mira.







Yoani Sánchez o el cristal con que se mira.
Por Gloria Guerrero Pereda
Cualquier ciudadano normal, sea del país que sea, no vería jamás con buenos ojos que una nación extranjera  tomara las riendas de su país, interviniera militarmente y decidiera por tanto en el destino de sus habitantes.
Por una elemental razón que es el sentido de pertenencia, cada quien desea y hace posible al precio, incluso el más alto que es la propia vida, tener la posibilidad y el derecho soberano de mandar en su país. Cuba, no es una excepción, todo lo contrario, es un ejemplo secular de lucha por su independencia, proclamado el 10 de octubre de 1868 con el inicio de las guerras libertadoras , primero contra el colonialismo español y luego contra la injerencia norteamericana que propició una de las más sangrientas dictaduras de este hemisferio con Fulgencio Batista y que cobró la vida de más de 20 mil cubanos.
Si alguien pensó que el gobierno norteamericano iba a ver con buenos ojos la pérdida de su posesión más querida, no quizás por sus riqueza naturales, sino más bien por su posición geográfica como llave del Golfo, estaba equivocado. Ahí comenzó entonces la peor de las batallas, agresiones abiertas y encubiertas, guerra fría, bloqueo comercial y económico y todo tipo de artimañas para derrotar la Revolución  Cubana, que además abrió un camino para el resto de las naciones caribeñas y latinoamericanas.
Limitado y privado, asediado, cercado y bloqueado, condenado a veces a morir por hambre y enfermedades el pueblo cubano ha resistido durante más de 50 años por una razón bien simple : aquí mandamos los cubanos.
La sociedad perfecta no existe por muy rica o pobre que sea, todo es perfectible y nunca será válido cambiar por un puñado de dólares la tranquilidad de una escuela para tus hijos, donde no haya drogas, ni locos que entren con un arma y te los maten o que se te mueran de enfermedades prevenibles por falta de una vacuna o atención médica de cualquier tipo. El ejemplo es suficiente.
Por eso me llama la atención, que siendo Yoani una persona de la llamada generación Y, como ella misma refiere, nacida y criada en Cuba y estoy segura que vacunada desde que nació contra todo tipo de enfermedades, alumna de escuela primaria, secundaria, preuniversitaria y universidad, donde no vio ni drogas ni tiroteos, de una generación que no tuvo que derramar su sangre por la libertad de su patria ni luego trabajar duramente para que su país fuera cada vez mejor, de una generación que tuvo la posibilidad de estudiar y prepararse académicamente, sea capaz de cambiarlo todo sólo por notoriedad, ego  distorsionado y lo que es peor, por un puñado de dólares. Radical la señora, entreguista la señora.
 No hay dudas de que si pudiera sería feliz viendo como en  su país  los marines  yanquis se orinan en la estatua de José Martí, o como ondea la bandera norteamericana en lugar de la nuestra, cómo se llevan nuestras riquezas y nos dejan los huecos.
Realmente te pusieron un nombre que viene muy bien con tus características….las Yoani tienen talento para la estabilidad económica y son buenas para los negocios, fiel y entregada, yo más bien diría fiel al imperio y entreguista, pero sobre todo tu talento para obtener dinero no tiene igual. Debe ser porque el cristal por donde miras es intensamente verde, pero para tu desgracia no es el verde de nuestras palmas, sino el verde del dólar.