Cuando las ví quedé
totalmente muda, impresionada.
En un instante,
volvieron a mi mente y a mi corazón recuerdos, sonrisas, lugares,.. y aunque
parezca increíble: olores, mezclados aromas de panes recién sacados del horno,
frutas frescas y podridas, ropas, sudores, perfumes, guisos burbujeando en los
calderos.
Sentí mis pies sobre
el pavimento insalubre de las calles de Puerto Príncipe y experimenté la misma
sensación de vacío ante el rostro de un niño…caminé las comunas, sentí el sol
ardiente sobre mi piel, recordé palabras
en creole, frases comunes, y oí como en un estallido la melodía de un
kompak, la música con que los haitianos fascinan a los cubanos.
De nuevo el
desamparo, la miseria compartida, la deuda de amor que no encuentro como pagar,
de nuevo Haití ante mis ojos, gracias a unas fotos que estoy segura fueron
tomadas con el lente del corazón.
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