De Grecia a la Piñuela
A propósito del XV Festival de Órganos de Niquero Raquel Morales in
memoriam.
Por Gloria Guerrero
La más remota
noticia del origen de un órgano, lo sitúa en Grecia, en
virtud del ingenio de un antiguo inventor llamado
TESIBIO…..
Contaba entonces con diversos artilugios que
funcionaban con agua y
aire.
Ya en el siglo Séptimo es conocido por los romanos y adoptado por la
Iglesia Católica Romana como acompañamiento a los
servicios
religiosos…Su permanencia en Cuba data de 1544,
cuando Miguel
Velázquez, hijo del Conquistador Diego Velázquez hace
sonar ese
instrumento en la Catedral de Santiago de Cuba.
Pero no fue hasta la primera mitad
del siglo XIX, a partir de la patente italiana de Barbieri, que fábricas
francesas, comienzan a construir los órganos de cartón, conocidos como
neumáticos. En Cuba fue vista la singular caja de música hacia 1850, en La
Habana y Cienfuegos.
La familia Borbolla, de Manzanillo,
en la actual provincia de Granma, hizo posible que el instrumento llegara al
Oriente cubano procedente de Cienfuegos. Fue la iniciadora de lo que sería una
tradición en esta parte de la Isla, donde echó raíces y comenzó a golpe de
manigueta y cadencia original a mover los pies en cuanta fiesta se organizó, en
pueblos y ciudades desde entonces hasta
nuestros días.
Devenido tradición musical, el
órgano ha sobrevivido por siglos en el pentagrama sonoro de la nación cubana y
algunos, como el que hoy nos ocupa, fueron más allá cuando se convirtieron en Grupos
Portadores del Patrimonio Inmaterial de la zona donde radican, al pasar esa
tradición de generación en generación de una familia.
Adquirido por Ramón Carrillo en
1918 , primero en calidad de alquiler y luego comprado al carpintero Ebanista
holguinero Abelardo Berberena, el citado instrumento musical fue bautizado por
el propio Ramón y sus hijos como Estrella de Cuba y llevado a su batey, hasta
el día de hoy ubicado en la zona de la Piñuela, municipio montañoso de Buey
Arriba en la provincia cubana de Granma.
Lo cierto es que Ramón Carrillo, un
guajiro fiestero y bien plantado celebró a partir de entonces su cumpleaños
cada 30 de agosto como fiesta de San Ramón donde se vendía una gran variedad de
platos tradicionales como tamales de maíz tierno, puerco asado, yuca, congrí,
empanadas, dulces caseros , el inigualable café endulzado con miel de abejas y
“música molida”, sin tiempo ni contratiempo hasta que el sol saliera.
Este agosto el “Estrella de Cuba”
llega a cien años mantenido como tradición por varias generaciones de la
familia Carrillo. Todavía ofrece su variado repertorio en pueblos y comunidades
de difícil acceso de las montañas granmenses, con una plantilla de seis músicos
que ya garantizan la continuidad de su quehacer.
Considerado uno de los más antiguos
órganos musicales de nuestro archipiélago,
no sólo ha conservado su estructura original, sino también se ha
establecido como un baluarte en la preservación de las más auténtica
tradiciones sonoras cubanas.